¿Sabías que hay almejas que viven más de 500 años y tiburones antárticos de más de 400 años? ¿Y que el animal más viejo del mundo vivió 507 años? Hace unos años se descubrió en Islandia una almeja que había nacido en 1499. Un año después, en 2007, apareció en Alaska una ballena boreal con un arpón clavado desde el Siglo XIX, por lo que se especula que este mamífero puede vivir dos siglos. Con referencia a los humanos, la persona más longeva conocida fue Jeanne Calment, una francesa que vivió 122 años, aunque no hemos encontrado bibliografía acerca de un límite de edad para nuestra especie.
A esta altura de los datos, usted puede estar preguntándose que tiene que ver ésto con los artículos de #GestióndePersonas o de #organizaciones, que habitualmente ven en este perfil. Parecería que no tiene nada que ver, pero les pido un poco de paciencia y que avancem un poco más en la lectura.
Según las últimas investigaciones, la velocidad de acortamiento de los telómeros es la clave de la longevidad de las especies. Pero ¿qué son los #telómeros?Son secuencias repetitivas de ADN que están en el extremo de los cromosomas y los protegen para evitar que se desgasten. Como unas “fundas protectoras como las que hay en la punta de los cordones para impedir que se deshilachen”. Con cada división celular las células envejecen y los telómeros se van acortando, hasta que finalmente las células entran en un estado de #senescencia: dejan de dividirse y, por lo tanto, de renovarse. Estas células senescentes envían falsas alarmas al organismo en forma de sustancias proinflamatorias. Las personas con los telómeros más cortos, además de sufrir de diabetes y enfermedades cardiovasculares, o tener un sistema inmune muy debilitado o problemas pulmonares, también sufren inflamación crónica, lo que da curso a muchas enfermedades. Cuando las células senescentes se van acumulando durante décadas en gran cantidad, se convierten en la base del tejido enfermo. Así, los telómeros más cortos no solo están asociados con la edad sino también con las enfermedades.
Pero además, se ha descubierto que este proceso es de alguna manera reversible.Los estudios indican que hay un mecanismo natural por el que una enzima llamada #telomerasa reconstruye los telómeros que se han acortado mucho. Así como el acortamiento de los telómeros se relaciona con el desarrollo de enfermedades crónicas previsibles, también la baja actividad de la telomerasa se relaciona con ellas.
Aunque los genes juegan su papel, son los factores externos, las situaciones que vivimos y los hábitos de vida los que contribuyen más a este desgaste. El estrés crónico debido a por ejemplo, una situación económica mala, pobreza, problemas en el trabajo, elevados niveles de estrés prologado en el tiempo, etc., acorta los telómeros.
Ahora sí, llegó el momento de intentar conectar a las almejas longevas con la Gestión de las Personas y las organizaciones.
No es novedad que la construcción de una cultura organizacional “sana”, que ponga el foco en las personas, es la base para un buen clima de trabajo, un buen liderazgo, buenas relaciones interpersonales, una buena experiencia del empleado y una buena marca empleadora. Y además, es la base para que el "bienestar" de esa organizacion. Las últimas encuestas sostienen que las personas cada vez más buscamos organizaciones con #focoenlaspersonas, #líderesempáticos, y un trabajo que sea un lugar donde poder disfrutar de lo que hacemos, y no una “tortura”, como en otros tiempos (algunos autores sostienen que la raíz de la palabra “trabajo” viene de “tripallium”, un elemento de tortura usado en la antigüedad).
De acuerdo con un estudio de Addecco del 2021 (Resetting Normal: Defining the New Era Of Work 2021, donde se encuestó a 14.800 trabajadores del conocimiento en 25 países) el 41% de la fuerza laboral a nivel mundial está pensando en cambiar de trabajo. El mismo estudio, identificó que 74% de los profesionales consultados dicen que su empresa debería aumentar el enfoque en salud mental (1)
En la misma línea, un informe de Businessolver (Workplace Empathy Study) pone de relieve que un 80% de los empleados dejaría su puesto de trabajo por otro donde le pagaran lo mismo en una compañía más empática, hasta un 60% lo haría incluso aunque ello significara una disminución salarial, y hasta un 90% de los trabajadores entrevistados se quedaría en su actual puesto si la empresa empatizara con sus necesidades. En el mismo informe, aparece que el 80% de los CEOs y el 77% de los empleados creen que la #EMPATÍA es un driver fundamental para que la empresa obtenga mejores resultados.
Los ambientes estresantes (no las situaciones puntualmente estresantes, sino las que tienen el estrés como base de su cultura), generan la erosión de los telómeros (lo que contribuye al proceso del envejecimiento y a la generación de enfermedades). Lo interesante - como lo menionáramos - es que neurocientíficamente este proceso de erosión se puede retrasar e, incluso, revertir. Por ejemplo, está comprobado que los momentos “felices” alargan los telómeros. Y algo muy importante: cuando hay empatía se produce un gran impacto a nivel molecular, aumentando los niveles de telomerasa, la enzima que se encarga de reparar los telómeros. Además, cuando vivimos un momento “feliz”, nuestro cerebro libera oxitocina (la hormona de la felicidad), así como cuando somos empáticos, o sentimos que alguien lo es con nosotros. Esa liberación de oxitocina, también impacta en el alargue de los telómeros.
Fomentando el alargue de los telómeros desde las organizaciones
Así como deberíamos empezar a pensar en políticas sociales que tengan en cuenta el aporte de la ciencia a la gestión pública (lo cual quizás demore un poquito en llegar), deberíamos pensar en el impacto que el trabajo y los estilos de gestión tienen en las personas, y en la sociedad en su conjunto.
La salud mental y el bienestar de los trabajadores es una de las mayores preocupaciones de la gestión de personas alrededor del mundo hoy. Si entendemos el funcionamiento del cerebro y lo que ocurre ante las situaciones de tensión o de stress sostenido, es probable que tomemos mayor conciencia y podamos desarrollar prácticas que se enfoquen en prevenirlas. Eso, es parte de la Responsabilidad Social Empresaria.
Las áreas de Gestión de Personas, de Bienestar y la Dirección de las organizaciones, pueden diseñar y poner en práctica distintas técnicas para “alargar los telómeros”. Lo que sigue no es una lista taxativa ni exhaustiva, sino una orientación general para comenzar a implementar algunas
Mariano Sigman en "La vida secreta de la mente", dice que piensa a la neurociencia como una manera de comprender a los otros y a uno mismo. Una forma de hacernos entender, de comunicarnos. Desde esta perspectiva, sostiene, "la neurociencia es una herramienta más en esta búsqueda ancestral de la humanidad de expresar - acaso de manera rudimentaria - los tintes, colores y matices de lo que sentimos y lo que pensamos para que sea comprensible para otros, y cómo no, para nosotros mismos".
Descubrir algunas razones de por qué reaccionamos de distintas maneras a diversas situaciones en nuestro trabajo o en nuestra vida cotidiana, y comprender el efecto que eso y nuestras propias acciones tienen sobre nosotros mismos y sobre los demás, puede hacernos entender un poco más cómo realmente “funcionamos”. Pero además, tomar conciencia de esto nos puede ayudar a cambiar nuestras acciones y nuestra forma de hacer las cosas, impactando a nuestro alrededor (familia, amigos, trabajo, sociedad en general) a un nivel mucho mayor del que sospechamos.
Sabiendo esto, no sería bueno empezar a trabajar para alargar nuestros telómeros y los de los demás?
Fuentes consultadas
(1) https://www.adeccogroup.com/future-of-work/latest-research/resetting-normal-2021/. Desde este link se puede descargar el artículo completo